Monday, February 26, 2007

Vacaciones
A metros del mar
me di cuenta que la chica que estaba conmigo me gustaba cada vez más
y las chicas que no estaban conmigo me gustaban cada vez menos.
Una mesa
cervezas
un periodista
un fotógrafo
una señorita que no paraba de hablar ni cuando estornudaba
unas extras de mala película clase jota
unas líneas mías en donde el acento de la palabra Gastón era lo único que no me daba vergüenza
y a mi derecha por fin la única persona interesante de sonrisa solar y espalda campeona.
Le dije: “Esto es una mierda. Soy un ladrón”
La muy descarada coincidió conmigo y nos reímos los dos.
El mejor elogio de cualquiera me caía peor que el agravio más ponzoñoso de Ella.
Estaba frito, sin limón
y con el aceite recalentado que sobró de la milanga de anoche.
Arriba las manos
esto es un asalto
y se llevó mi armadura que espantaba modales y sentimientos.
Le di ternura desnudo y me dejo de regalo un horizonte
que vestía sus ropas
y caminaba sus pasos.

Hice sacrificios con pseudónimos para despistar pero mi fama me descubrió y comenzaron los reproches
a los que enmanteque prolijamente para pasármelos por el culo
antes de subir al escenario para celebrar mi corazón último modelo.

Si mi valor me fiara tendría que decirle que es la dueña de todas mis ganas.
No creo que me anime.
O tal vez ya lo hice.
Tendrían que preguntarle a mis huevos o a
Ella.

Punto final

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