Tuesday, September 05, 2006

Iglesias y Palomas
Tres segundos antes de acariciar esa delicada espalda por primera vez Él puso sus latidos a su nombre pero Ella estaba en contra de la propiedad privada. Rezar para disimular era la gloria gratis de Ella y cualquiera se daba cuenta. De todas formas los tacos de sus botas la eximían de cualquier cargo. En Él lo más parecido a la devoción era su terca preferencia por una marca de cerveza. Él siempre le decía que le parecían ridículos los Creyentes part time y Ella contestaba que ser un honesto a sueldo como Él tampoco era un tesoro. Por esa época Él tenía fobia a las terminales y Ella siempre estaba despidiéndose. Desde aquí puede arriesgarse que ser un fundamentalista de sus piernas meó sus expectativas y al final no pudo más que convertirse a otra mujer. Pero antes del desastre Él se tentaba con mudarse a la calle Nomeolvides y era capaz de apostar sus pocos dientes sanos que quedaba en Claypole ( aunque no estuviese del todo seguro), pero los gustos de Ella soñaban con un barrio de embajadas, de esos que tienen árboles prolijos y veredas sanas. “Demasiado acento para mí” escuche que Él le decía, y después agregaba sin mirarla que era muy atractiva para pasear entre franceses y húngaros que poco saben de caderas deliciosas. Ella le sonreía por compromiso y Él lo sabia. Todavía recuerdo como Él cada vez que se aburría echaba mano a su teoría sobre las palomas y en cada nueva explicación parecía crecerle en los pulsos esa especie de goce enfermo que proporciona el ser hiriente con lo que se quiere. “Las palomas, Bonita, siempre buscan las iglesias y eso vos deberías saberlo mejor que nadie" y luego agregaba que esa era la única razón que encontraba para calificarlas de “boludas” como lo hacian los demás. A Ella la teoría de Él siempre la fastidiaba porque creía que se metía otra vez con su Fe. Entonces Ella elegía responder que Él era perfecto como contador, porque los contadores son de una raza que no tiene la prepotencia de los petisos pero si la sumisión de los menores, y lo felicitaba por su elección para luego corregirse “perdón, felicito a tu mamá por la elección”.
Los últimos días fueron una yapa absurda del destino, un desencanto sin maquillaje que no hacía más que alargar el duelo. El carácter de Él era un mar de sapos y el mejor gesto de Ella se había apagado hace rato. Ninguno parecía preocuparse mucho por el asunto y fue así como se dejaron morir el uno al otro. Era muy difícil no sentir pena por aquello.
Paso bastante ya desde que no están más juntos y sin embargo aún hoy Él fanfarronea con los mejores desconocidos que puedan encontrarse por ahí que los besos de Ella eran cielos no aptos para distraídos, mientras Ella se confiesa a sí misma que desde la separación siempre lleva un pañuelo de Él en la cartera. Aunque nunca haya llorado y se resfríe muy poco.

1 Comments:

Blogger alipez said...

hola rufian!!!!! buenisimos tus textos.te paso mi blog.
www.alipez.blogspot.com
besoooooooooo

8:16 AM  

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